domingo, 20 de octubre de 2013

No me olvides

Las sábanas se tiñen de color recuerdo mientras la luz de tus ojos se escabulle por tu ausencia en el espejo, el aroma a café, ese que me preparaste ayer, esa cena que me preparaste para toda la vida, la lujuria que me sembraste, el deseo incontrolable de oler tu cabello, todos están aquí presentes para verme despertar por el golpe insipiente del calor, el maldito calor de una noche de invierno con deseo interno de tenerte a mi costado. ¿Podrías mirarme a los ojos y decir que no soy especial?
Me golpean la cabeza, y bien sabes que odio que golpeen mi cabeza, pero son tus recuerdos y no los puedo ni tocar, porque me hacen sentir vivo y sin ti no lo quiero estar. Dime ¿de verdad me quieres olvidar?
Entonces me levanto de la cama a pesar de la maldita gravedad que se ejerce en mi cuerpo, en mi mente y en mi humanidad a efecto de tu ida, que no me deja levantar. Dime ¿de verdad no quieres regresar?
Me pongo los zapatos, la camisa y la sonrisa postiza que me sugeriste al partir, esa que no venden por catálogo pero que fuiste muy sutil de pintar con tus propias manos sólo para mí, tan sólo para mí para poder quedarte con la real. Dime ¿la planeas coleccionar?
Entro a la cocina con el sentimiento fatídico de que no vas a estar ahí, ni tú ni tu olor ni tus recetas ni tus planes de hacer el amor a puerta abierta para que el sol sepa lo que de verdad es crear calor. Dime ¿a dónde piensas llegar?
Me tiro el sillón de la sala y busco entre los cojines si de casualidad no quedaste atrapada por ahí como las monedas, los clips, los besos, la mugre y la mugre costumbre de buscarte aunque sepa que no estás ahí. Dime ¿te puedo acompañar?
Te miro acompañada, feliz, sonriente, radiante, inspiradora de las más aterradoras historias de amor, porque ya no se escriben contigo y conmigo, sino contigo y sin mí. Dime ¿de verdad eres feliz?

Me doy cuenta de que huelo mal, me necesito duchar para lavarme el cuerpo, la cara, las narices, todo lo que en su momento tuvo contacto contigo, el alma la voy a tener que dejar igual, no vaya a ser que por el agua fría se me encoja y no tenga espacio para otra noche más. Dime ¿por qué no me amas de todas formas?

martes, 1 de octubre de 2013

Quemarlo

Nunca me imaginé quemarlo todo, no de esa manera, no de esta tristeza, no de esa melancolía, No con esa energía tan fría y consumidora, tan ardiente y misericordiosa, nunca imaginé decir adiós con fuego, con ese acto tan excelso que sólo algunos recuerdos alcanzan a concebir, del fuego sólo algunos son dignos. Arde, el fuego arde e invade de la misma manera que lo hace el dolor. Seamos plenos, en el fuego somos plenos, en el olvido, en el rencor y en el perdón, bien sentidos ambos, sin chantaje ni condición, solo el olvido para salvación. Lo quemamos todo, luego olvidamos y somos mejores que el día anterior.