Las sábanas se tiñen de color recuerdo mientras la luz de
tus ojos se escabulle por tu ausencia en el espejo, el aroma a café, ese que me
preparaste ayer, esa cena que me preparaste para toda la vida, la lujuria que
me sembraste, el deseo incontrolable de oler tu cabello, todos están aquí
presentes para verme despertar por el golpe insipiente del calor, el maldito
calor de una noche de invierno con deseo interno de tenerte a mi costado. ¿Podrías
mirarme a los ojos y decir que no soy especial?
Me golpean la cabeza, y bien sabes que odio que golpeen mi
cabeza, pero son tus recuerdos y no los puedo ni tocar, porque me hacen sentir
vivo y sin ti no lo quiero estar. Dime ¿de verdad me quieres olvidar?
Entonces me levanto de la cama a pesar de la maldita
gravedad que se ejerce en mi cuerpo, en mi mente y en mi humanidad a efecto de
tu ida, que no me deja levantar. Dime ¿de verdad no quieres regresar?
Me pongo los zapatos, la camisa y la sonrisa postiza que me
sugeriste al partir, esa que no venden por catálogo pero que fuiste muy sutil
de pintar con tus propias manos sólo para mí, tan sólo para mí para poder
quedarte con la real. Dime ¿la planeas coleccionar?
Entro a la cocina con el sentimiento fatídico de que no vas
a estar ahí, ni tú ni tu olor ni tus recetas ni tus planes de hacer el amor a
puerta abierta para que el sol sepa lo que de verdad es crear calor. Dime ¿a
dónde piensas llegar?
Me tiro el sillón de la sala y busco entre los cojines si de
casualidad no quedaste atrapada por ahí como las monedas, los clips, los besos,
la mugre y la mugre costumbre de buscarte aunque sepa que no estás ahí. Dime
¿te puedo acompañar?
Te miro acompañada, feliz, sonriente, radiante, inspiradora
de las más aterradoras historias de amor, porque ya no se escriben contigo y
conmigo, sino contigo y sin mí. Dime ¿de verdad eres feliz?
Me doy cuenta de que huelo mal, me necesito duchar para
lavarme el cuerpo, la cara, las narices, todo lo que en su momento tuvo
contacto contigo, el alma la voy a tener que dejar igual, no vaya a ser que por
el agua fría se me encoja y no tenga espacio para otra noche más. Dime ¿por qué
no me amas de todas formas?