La lluvia no importaba, el frio no importaba, la vida no
importaba, importaba la existencia, en cualquier plano que fuera, pero con ella
junto a él. Ella podía decir mil cosas con una sola mirad y él guardaría
silencio para escucharla atentamente, respondería a sus preguntas, no importa
que no condujeran a ningún lado, simplemente era imposible detenerse,
escucharle y responderle con tal de volver a escucharle. Escrudiñaba su alma,
ella a él, y lo miraba y no decía nada, pero lo decía todo, y él nada interpretaba,
miraba en silencio, sentía en gritos. Ella lo hacía feliz, él la hacía sonreír,
ellos se hacían compañía en un café, en una charla con desconocidos, en un
restaurant de franquicia, en la vida si es que fuere necesario para no estar
solos, pues la vida después de todo no es más que solo un momento, un él y
ella, un aquí y ahora, aquí era de su mano, ahora era en sus labios.
Nada importa si hay un "él" que es tu vida. ME he sentido muy identificada con el texto. Me alegro haberme pasado por aquí.
ResponderEliminarEspero que vaya todo bien.
Un saludo!