jueves, 6 de octubre de 2011

visitas incomodas

Incomprensibles y haraganes, los recuerdos dentro de mi mente exigen trabajo mientras se detienen como visitas incomodas que no desean abandonar su nuevo lecho, parásitos irreconocibles en un sistema alterado, que no sabe cómo deshacerse de ellos, y en serio que deseo escapar.
Atosigan la mente, destruyen ansiosos el momento presente, indagan  en lugares que no debieran y le pervierten con sus sucias manos, asquerosas y temblorosas, porque hay que decir que también están nerviosas. Seductoras se comportan al encontrarse con la conciencia, la pervierten y le traen momentos que deberían ser solo parte de una historia, no un presente no un momento que se desee vivir de nuevo, simplemente algo que sucedió y no debería de volverse a vivir sino solo recordar. Y no, aun no tienen fecha de partida, por ahora se les debe soportar. Fumadoras compulsivas que llenan tus pulmones de olores y esencias innecesarias, adictivas y que traen consigo miles de represarías, de buenas y malas acciones, de nombres en listas negras de las que no se sabe cómo llegaron ahí, y de donde no se desea sacar. Y cuelgan sus fotos en tus paredes, sucias y marchitas de tanto daño que en ellas se ve reflejado, pero ellas ahí quieren esas fotos, estorbosas a la vista y lastimosas al espíritu, a la vida y todo lo que a ella envuelve, y te miran y dicen “¿hay algún problema?” y solo debes contestar que no, porque así es como te educaron, a ser fuerte y resistir, por mas incomodo, pero nunca a decir ya basta, ya no es momento de eso, ya no quiero sufrir, largo de aquí.

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