viernes, 22 de abril de 2011

senderos de salvación, capitulo 3, soledad

-¿Qué haces?- escuchaba una y otra vez – ¿A dónde vas?- volvía a escuchar. Esas voces me estaban ahogando – ¿Por qué lo hiciste?- ¿y qué jodidos querían? ¿Provocadas por mi paranoia? ¿Por mi histeria? Algo definitivamente me estaba siguiendo, voces y labios inmóviles por todas partes ¿de dónde coños provienen las voces, de donde coños? ¿Y de quien son a todo esto? – ¡Enzo!- no dejaban de sonar, de aturdir, de acosar. Intento escapar, corro con todas mis fuerzas – ¡te suicidaste Enzo!- ¡yo no me suicidé, y no hice nada para estar aquí! -¡Enzo!- gritaban las voces con fuerza, y mientras corría chocaba mis hombros con los demás, y me miraban raro, extrañados, molestos. Estaba en ese lugar, mas no pertenecía a él, nadie siquiera me podía entender, les parecía anormal a quienes me rodeaban, mientas ellos me parecían ridículos a mí. Quería explotar, gritar, escapar, o por lo menos callar esas voces, mas parecía que no debía escapar. Algo me mantenía prisionero de mi nueva condición, y a ese algo, ahora no me podía negar, ¿pero qué demonios era? Me enfermaba, me mataba sin matarme, no me dejaba ser libre, aun suponiéndose que ahora debía serlo, la muerte no me dejaba vivir –aquí, aquí- eran las voces de quienes algún día dañé, mis oídos ensordecieron a ellos durante mi vida, pero se aturdieron cuando mi muerte llegó.
Y arto, exhausto, débil de correr y no conseguir el escape, me tiré al suelo de rodillas, mis ojos se desmoronaron en llanto, y mis manos cicatrizadas hacían lo posible por tapar mis oídos para no escuchar, más las voces estaban dentro de mi cabeza, no las podía callar. ¿A cuántos dañé? A demasiados, ¿Por qué? No tengo ni la menor idea, mi ego era demasiado grande, cuando tenía gente a mí alrededor, pero al estar solo, no era nada, era solo un despojo, un supuesto suicida que no le importaba a nadie. Las voces siguieron, en cuanto entendí que no se callarían, no pude evitar sentirme solo, indefenso. Cerré con fuerzas mis ojos, me puse de pie, y sin mirar, solo pensando en el dolor que me consumia, empecé a correr, como suponiendo que lograría llegar a algún lado donde descansar, choque con alguien.
- ¡cuidado!
Corrí sin fijarme al frente, era Klark. Me derrumbó.
- cuidado, ¿estás bien?- preguntó como siempre muy sonriente.
- sí, estoy bien- me ayudó a levantarme.
-te desviaste demasiado del ala a la que vas, corriendo sin rumbo jamás llegarás.
- lo he notado, no me agrada este lugar.
- así es al principio, después te acostumbras.
-tengo que- contesté con un toque de resignación.
- pues bueno, tienes un largo camino por recorrer, hasta luego.
- espera -interrumpí su caminar- no conozco este lugar, ¿te gustaría acompañarme?
- claro.
Aun no sé si fue por la hipocresía, no sé si fue la necesidad de compañía, no sé si era el miedo que me recorría, o simplemente la necesidad de alguien a mi lado lo que me impulsó a pedirle su compañía, pero lo que sé es que esa persona que antes me parecía torpe y molesta, ahora era mi único amigo, y mi salvador de la locura.
-no puedo creer que este sea el lugar donde se parte al cielo o al infierno.
-para la mayoría es difícil entenderlo, no es lo que imaginamos cuando estamos vivos, tal vez esperabas algo con velas, o nubes a tu alrededor, demasiadas cosas, pero nunca una estación de ferrocarril. Nos parece tonto, pero lo realmente tonto es crearse expectativas de lo que no conoces. No deberíamos crearnos expectativas de Dios, es un misterio.
-¿crees en Dios?
- ¿crees tú en Dios?-cuestionó al mismo tiempo en que respondía mi pregunta.
- pues…nunca creí en El, hasta ahora, digo, si la vida después de la muerte existe, es porque Dios  habrá de existir, y por tanto, también el demonio.
- entonces, ¿crees en Dios mas por conveniencia que por convicción?
- creo en lo que los hechos me dejan creer.
-  Pues te espera una pequeña eternidad, ya sea aquí, o en el infierno.
- por lo que veo tienes mucho sin tratar con humanos realmente.
- no debí de hacer ese comentario, por lo que te pido disculpas, pero Dios solo acepta a quienes tienen fe en El, y eso no solo lo dice la biblia, o la iglesia, sino también las reglas que ahora nos dominan.
- eres muy alentador.- dije sarcásticamente.
- pues honestamente dudo que te manden al paraíso si en vida no creíste en Dios y ahora lo haces porque te conviene.
- todo mundo cree solo en lo que le conviene, quienes en vida creen en Dios, es porque necesitan alguien a quien responsabilizar de las cosas que suceden en sus vidas porque no son capases de responsabilizarse de sus actos. Además, en vida fui una persona muy justa, nunca pequé ni hice daño a nadie.
- ¿estás seguro?
- si- dije sin pensarlo dos veces, pero regresó a mí el recuerdo de mi pasaje anterior donde recordaba lo hipócrita que era, hice daño a alguna gente, ¡pero todo mundo lo hace! Además, obviamente no confesaría eso a Klark.
- pues, si te sientes tan seguro de obtener el cielo, te deseo suerte.
- ¿Y tu porqué no has ido al cielo si crees en Dios?- creí que había ganado la partida, no debería tener como contestar eso, no fue así.
-Es simple, porque el creer en Dios no significa estar salvado, una cosa es creer en Él, y otra que solo por eso nos vaya a salvar, de nada te sirve la fe si no tienes las acciones. La gente tiene esa idea errónea de que si cree está salvada y por eso puede hacer lo que se le venga en gana; otros tantos creen que si crees en Dios, debes ser un hombre o mujer santo, que blasfemia tan grande por parte del mundo, que contradictorias maneras de pensar, irónicamente así es como sucede y no habrás de negarlo, el que crea en Dios no significa que sea un santo, como te digo, se debe complementar con acciones.
-entonces ¿cometiste muchos pecados en vida?
- como tú mismo me lo dijiste, eso no es asunto tuyo- después de eso, soltó una sonrisa socarrona. Obviamente quede cayado.
Después de un largo camino, me di cuenta que ninguna de las sensaciones humanas las sentía aquí. Ni hambre, ni sueño, ni nada que se le pareciera.
-oye- pregunte a Klark-¿aquí no hacemos nada que no sea caminar?
-¿a qué te refieres con eso?
-pues sí, no he sentido hambre, ni sueño, nada de eso.
-ha ha, la respuesta es muy simple, estás muerto, aquí no sientes hambre, ni sueño, porque esas son cosas que se necesitan para vivir, solo puedes sentir dolor, dicen que el dolor sirve para recordar que estamos vivos, mentira, sirve para recordar lo que se siente estar vivo una vez que lo has olvidado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario