Si fueran miles las tazas de café que consumí, miles las
veces que abrí mis ojos, miles las estrellas que vi apagarse, miles los sueños
que vi escapar, miles las historias que mis manos escribieron, todo lo podría
recordar con una exactitud tan ingrata que pudiera hacer innecesaria la
existencia en una nueva vida. Todo reducido a un nada, la magia, vida, tiempo,
el tiempo, siempre el tiempo, que se deja escapar como un perro rabioso
contagiando todo, infectándolo todo…ahí va el tiempo. Podría recordar los pasos
que di hasta llegar a tu regazo, y la luz del sol que se filtraba al final del
camino, el aroma de todos los brazos en los que he dormido, los miles de
suspiros que me robaron, los labios que besaron los míos, la falta de
elocuencia entre mis palabras y mis actos las tantas veces que dije te amo,
cuando de verdad quise decírtelas a ti. Todo podría recordarlo con una precisión
de terror, tanto que tu piel se quemaría como papel consecuencia del ligero escalofrío
que te haría sentir tanta exactitud. Todo, absolutamente todo, desde el pie que
usé primero esa mañana, la ropa que use, la canción que escuchamos, la que no
escuchamos, la duración del primer beso, del primer orgasmo que se funde con el
primer adiós, del primer te amo que se funde con el primer ya no, el color de
las nubes, la suavidad del viento, la humedad del aire, la de tu pecho, la del
mío. Desde lo que dije y por qué lo dije, desde lo que callé y aún así lo
supiste, la manera en que hablaron mis ojos por mis labios, escuchó mi piel en
vez de mis oídos, y cómo cada cosa hizo algo que no le correspondía por el placer
de saberte nuestra aunque lo fuiste sólo de pensamiento porque era tanto el
amor y el sentimiento que la única vez que te toqué fue cuando te dije hola y
rocé con tus oídos. Eso también lo recuerdo, la vez que aceptaste verme y yo
aprenderme tu rostro de memoria, recuerdo perfectamente cómo lo dibujé en mi
almohada y cómo dormí aferrado a ella como si fuera a ti a quien abrazaba, cómo
nuestra respiración se detuvo por un instante porque tuvimos que suspirar, cómo
el mundo se transformó en nada, cómo nada nos miraba y en silencio, en
obscuridad, en ausencia de bien y de mal, por primera vez te besaba, eso
también lo podría recordar. Todo hasta saturarme, hasta olvidar lo que se
siente caminar contigo, de la mano un domingo cualquiera en una calle
cualquiera de un pueblo cualquiera, tú y yo siendo cualquiera siendo sólo para
nosotros el ser más especial, eso ya no lo recuerdo…y te pido por favor…ayúdame
a recordar.
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