lunes, 28 de febrero de 2011

ella en su mesa, y yo en la mia

Un café, aire, aromas, sensaciones y silencio, París.
Una pequeña cafetería al aire libre, 3 metros de distancia, suficientes para convertirse en un distante amor, un martirio imposible de recorrer, mi mirada perdida en la de ella, su mirada perdida en no sé dónde, y ella en su mesa, y yo en la mía.
El cielo rojo, parecía que mi alma se desangraba en él, parecía que su luz se ausentaba de mí, una obscuridad me rodeaba, todo era obscuro excepto el cielo rojo de París.
Y ella en su mesa y yo en la mía, ella es tan perfecta, tan simplemente ella, y su mirada perdida no sé donde, pero no era en mí.
Sus labios, su café, su vida en ella misma, eran tan perfectas, y yo sabía que era para mí, aun así, no, no tenía el valor, solo podía verla mientras ella no me mirara a mí, ella en su mesa y yo en la mía.
 Y el sol se escondió, la luz se fue, el cielo rojo murió en la noche eterna de París.
 Y sabía que ella era para mí, pero no me atrevía, era una distancia muy larga no de mi mesa a la suya, sino de mi corazón al de ella, el miedo no me dejaba, solo esperaba y la veía, y me enamoraba a la vez.
Y sentía tanto miedo de verla desaparecer, pagar su cuenta y apagar mi corazón.
Y la obscuridad al fin nos consumió, y el mundo explotó, en emociones, en sus brazos y los míos enredados, en un miedo evaporado que se conviertió en fuerzas para no dejarle ir.

1 comentario:

  1. eiii eiii
    ese me gusto bastante =)
    pfff me inspiras edgar x'D

    ResponderEliminar