martes, 29 de marzo de 2011

Realidad

Realidad, ¡realidad!, ¿realidad? ¿Qué es la realidad? ¿Alguien tiene una manera de describírmela? Debería empezar por describir mi propia realidad, mi manera de pensar y percibir la realidad, mi pequeña realidad basada en el surrealismo, o mi surrealismo basado en la realidad, lo que intento hacer es solo un juego de palabras que haga entender como percibo el mundo, y no es que mi manera de pensar sea especial o distinta, porque en definitiva, todas las maneras de pensar son especiales y distintas. Entonces ¿Qué puedo tener yo de especial? Si solo soy una persona más caminando en la gran utopía realizable, irónico, pero fue eso lo que intente decir.
¿Por qué llamar al mundo una utopía realizable? ¿Por qué llamar a la realidad la mayor muestra de surrealismo? Simple, esa es mi manera de pensar, y es que todo lo que me rodea me parece tan surrealista, tan irrealizable que me hace pensar que en cierto mundo, este mundo, es la dimensión paralela a los sueños de algún loco que vive en el verdadero mundo real (hare de confesar que esa idea me llenaba mas cuando tenía los 5 años de edad que hoy en día) aunque no, definitivamente esto tiene que ser real. Esta es una sociedad surrealista (reiterando una vez más en el surrealismo) y es que, se supone que todos fuimos hechos con un fin, y en nuestra minoría la realizamos, esta sociedad no está descompuesta, es solo que fue creada por algún genio de la talla de Salvador Dalí para entretenerse un poco.
¿En qué me baso? Puedo explicarlo, y sé que aun así muchos serán incapaces de entender o de apoyar mi manera de pensar, cosa que no me preocupa, yo tampoco apoyaría la suya.
La realidad dice “hombres con mujeres, mujeres con hombres” y el surrealismo dice “todos pueden estar con todos” ¿es la homosexualidad un término de la realidad? Porque a mí me parece más una escena de “el jardín de las delicias” de Hieronymus Bosch. Incluso Dios parece ser una parte más del surrealismo, desde mi perspectiva, Dios es la máxima expresión del surrealismo, en el cual creo infinitamente, aunque como todo hombre, con grandes miedos de seguirle, ¿Cómo seguir lo que no se conoce en su totalidad? Y es cuando en respuesta de esta cuestión entra la fe, un concepto demasiado complejo para caber en dos letras, y demasiado irreal como para pertenecer a la realidad –que recalcando, no estoy llamando utópico como al resto de lo que he plasmado-.
Realidad, religión, surrealismo, utopía, ironía. Son estos, los conceptos que relaciono cada día, la realidad dice que es difícil el amar a todo mundo, pues el amor es algo que solo se da con aquellas personas con las que tenemos grandes lazos imaginarios que nos unen. La religión dice que debemos amarnos los unos a los otros, ¿se referirá acaso y más bien, a por lo menos respetarnos? El surrealismo, ¿Qué tiene que opinar el surrealismo ante el amor? ¿Qué tiene que opinar MI surrealismo sobre el amor? Pues que el amor, es parte del surrealismo, el amor es parte de todo, y en su vez  de nada, deberíamos apasionarnos con todo lo que hacemos y nos rodea, amarlo, pero sería utópico, es difícil amar a todo y a todos, es difícil en ocasiones incluso el amarnos a nosotros mismos. El amor es utópico, es difícilmente concebible. El amor es irónico, gran parte del tiempo terminamos amando a alguien que nos lastimará, aunque esa no sea su intención. El amor, desde mi perspectiva, en pocas palabras para no hacer esto aun más largo, es un juego de Dioses, que vale mucho la pena jugar cuando se es humano, aun a cuestas de sus consecuencias.
La sociedad, ¿Por qué defino a la sociedad como irreal? En este punto, aun conservo una discusión, sobre definir la realidad como un surrealismo o los ideales sociales como una utopía.
Me parece tan surrealista que el dinero sea más valioso que las vidas mismas, ¿o será acaso utópico que una vida pueda más que el dinero? Me parece tan surrealista ver familias separadas, si se supone que una familia tiene padre, madre e hijos, ¿o será acaso que es utópico el ver felicidad uniendo a todas las familias? Si los políticos pueden dormir en el trabajo, ¿en estos momentos estará durmiendo Dios? ¿Será por eso que todo esta tan mal? ¿Será de hecho que está muy bien según la realidad, y es solo un ideal utópico el que mejore?
El cielo me parece surrealista, pues me muestra un poco mas de realidad que la sociedad sin necesidad de vida real.
Sucede que creo que las cosas no suceden como deberían, entonces no se si llamar a ese “como deberían” algo utópico, o llamar a “las cosas” surrealistas. Parece como si las cosas, los objetos de un momento a otro fueran a saltar de sus lugares para reírse en nuestras caras.
La hipocresía, otro gran referente en mi vida, ¿y qué es lo que creo sobre la hipocresía? ¿Realmente es dañina? ¿Realmente somos las bestias que odian la hipocresía aun siendo sus grandes usuarios? Y no sé si en esto estoy mal, más de una vez he pensado en esta errado, y más de una vez he sido usuario de la hipocresía, tan solo con el ideal de no herir a la gente que por extrañas circunstancias tienen un agrado hacia mí. ¿Debería reventar en sus rostros para que se alejen de mí? ¿O es mejor que use mi surrealista imaginación para pensar que algo de bien puedo encontrar en ellos? Ya sea por el placer que me produce el surrealismo o la paz que me puede en determinado momento hacer sentir las sonrisas de la gente que me rodea, creo que las cosas están bien así, aunque aclaro, no soy hipócrita con todo el mundo.
Y no soy el único en este mundo que ve el surrealismo como una escapatoria, no creo ser el único en este mundo que alguna vez le uso, para pensar en una mejor realidad –otra surrealista realidad-.
En determinados momentos, es fácil querer escapar de mi surrealismo, o de mi realidad, como es que sea más correcto verle, pues es tan toxico, tan dañino a veces el estar vivo.
Y en este momento alguien podría pensar “¿si piensas así, porque no te has suicidado desde hace ya algún tiempo?” ¿Debería suicidarme? Jajá, no, no le encuentro la gracia, aunque mi manera de pensar así lo hace parecer, creo que la vida vale demasiado la pena. Amar y ser lastimado, no sé si valga la pena, `pero siempre tengo un poco de ganas de amar. Seguir adelante, no sé si valga la pena, pero quiero seguir cada día un poco más. Algunos dirían que el pesimismo abunda en mi vida, yo le llamo un realismo optimista, no niego que mi realidad –o surrealidad- es tal vez pésima, tal vez mala, pero tengo ganas y un poco de hambre de seguir. Y aun así, sé que hay momentos de mi vida que han valido muchísimo, no desprecio ningún momento de mi vida, pues todos los momentos son buenos mientras dejen un aprendizaje, porque se trata de aprender, y si sufrir me hace aprender algo, llamaré a ese sufrimiento como bueno. Y si los momentos felices en si no me enseñan mucho, fingiré que obtuve la lección de que la vida vale la pena, lección que ya aprendí hace mucho aunque no lo parezca.
Y justificar mi comportamiento no es algo que intente hacer, pero si es necesario, debería hacerlo, solo por la obligación que esto significa, pero hoy estoy de humor para hablar de eso.
Amo estar solo  a sabiendas de que en alguna parte del mundo hay un amigo que me acompañará cuando lo necesite, y odio estar rodeado de gente y saber que el día que muera nadie siquiera llorará por mí.
Amo escuchar música más que mi propia mente, pienso demasiado, y la música es algo así como una droga que me hace pensar en cosas no tan malas.
Amo dibujar, creo que no soy del todo talentoso, pero soy apasionado. Cualquiera puede llegar y decirme “no tienes talento” pero nadie puede decirme que no tengo pasión.
Amo de repente observar algo que a la mayoría le parece insignificante, si la vida está hecha de pequeños detalles, quiero llenarme de vida.
Amo ser yo, aunque a veces no tanto.
Amo expresarme, aunque todos me vean raro.
Amo ser diferente, aunque algunos piensen que soy infantil.
Amo apasionarme, aunque a veces la pasión se vuelva un martirio.
Amo reír, aunque a veces no sepa el motivo.
Amo aprender, aunque aprender sea doloroso en ocasiones.
Amo ver el cielo, aun sabiendo que nunca lo alcanzaré.
Amo ver a la gente sonreír, aunque de repente en mis depresiones crea que no existe ningún motivo que lo valga.
Amo de repente encontrarme con que las cosas valen mucho la pena.
Amo que las cosas simples sean más valiosas que las caras, los recuerdos vienen de los momentos valiosos, los regalos valiosos vienen de la nulidad de recuerdos o buenos momentos, que crean falta de inspiración.
Amo que la simplicidad sea tan compleja de entender, me hace pensar que tan complejo puedo ser yo mismo, o si soy demasiado simple.
Amo amar, aunque sea difícil de concebir.
Amo la ironía, irónicamente es lo que en ocasiones le da sentido a la vida.
Amo mi imaginación, me ayuda a escapar de mi realidad.
Amo el surrealismo, ayuda a ver más real mi realidad.
Amo que difícilmente podrá alguien entender lo que digo, así me siento libre de decir lo que me venga en gana sin que nadie se sienta insultado.
Amo el sarcasmo, surrealismo fluyendo de mis labios.
Amo gritar, simplemente me produce demasiado placer.
Amo las 37 cicatrices que hasta ahora tengo en todo el cuerpo, jamás me permitirán olvidar de donde vengo.
Amo mi pasado, me ha hecho estar donde estoy y pensar como pienso, aunque si pudiera llegar al mismo resultado con otra vida, escogería esa otra vida, siempre y cuando fuera un poco menos penosa que la actual.
Amo a Dios.
Odio el tiempo, aunque sin él la vida sea imposible, pero a veces el mismo tiempo me hace la vida imposible.
Odio ser egoísta, por eso siempre lo oculto un poco.
Odio que me digan “los demás tienen peores problemas que los tuyos” les aseguro que cuando ellos tuvieron problemas como los míos también se quejaban.
Odio que mis palabras se malentiendan, no es que piense que por lo anterior los demás sufren y a mí no me importa. Me importa, pero todos tenemos nuestros propios problemas, se trata de resolverlos, no de dejarlos pasar solo porque alguien tiene otros peores.
Odio que me vean raro, pero que le voy a hacer, ¡soy raro!
Odio no entender lo que me rodea, aunque ni siquiera me interese.
Odio la impotencia, esforzarme por algo y no poderlo conseguir.
Odio la música sin vida, solo me provoca estrés.
Odio la vida sin música, solo me provoca estrés.
Odio caer, aunque me satisfaga tanto levantarme.
Odio que golpeen mi cabeza, simplemente lo odio.
Odio que sean más las cosas que odio que las que amo.
Me satisface ver el sol.
Me satisface saber que tengo amigos.
Me satisface saber que no cualquiera es mi amigo, necesito amigos, mas no estoy urgido de que todos lo sean.
Me satisface no ser como los demás.
Me satisface saber que puedo pintar una sonrisa en los demás.
Me satisface saber que mi arte a alguien más le puede gustar.
Creo que no todos tienen lo que se merecen.
Creo que tendremos lo que merecemos, solo hasta morir.
Creo que Dios no nos manda cosas buenas o malas, lo que pasa en la tierra es resultado de nuestras acciones, si Dios nos fuera a mandar cosas buenas o malas, ¿no creen que le sería más fácil enviarnos de una vez al paraíso? Si tuvo el poder de crearnos, tiene el poder de hacer eso y más.
Creo que Dios nos creó, y creo que nos dejara escoger seguirlo o no seguirlo, por eso nos hizo libres, de lo contrario, si no nos dejara escoger, ya estaríamos cantando en coros celestiales a su nombre.
Creo en Dios con las fuerzas que el mismo me dio.
Creo en Dios, así como creo en el diablo, no existe bien sin mal, y si así fuera, no lo entenderíamos porque no tendríamos manera de comparar. Tal vez existen cosas de las que no nos damos cuenta porque no existe su contraparte para entenderlas.
No creo que Dios nos mande las cosas que nos pasan, pero esto ya lo dije antes, solo lo reintegro.
No creo en el karma, creo en el cargo de conciencia, y que al karma le culpamos cuando nos pasa algo malo. Viviremos 72 años en promedio, y no podemos esperar que no nos pase nada malo, ni podemos esperar no hacer nada malo a nadie, en algún momento de esos 72 años tenemos que lastimar, en algún momento de esos 72 años seremos lastimados, pero si el karma ayuda a la sociedad a comportarse un poco mejor, qué más da, “creamos en el karma”.
No creo en la vida después de la muerte, creo en la muerte después de la vida, algo complejo, pero de eso no voy a hablar ahora, si quieren entenderlo lean senderos de salvación. Jajá.
Creo que nada es real, sino surreal, irónico, utópico y espiritual.
Soy un niño jugando a ser artista
Ich bin ein Kind spielt selber ein Künstler

Ich bin Chikü.

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